domingo, 11 de marzo de 2012

Ensayo sobre protohistoria del Valle de Soba


           ENSAYO   SOBRE   PROTOHISTORIA   DEL   VALLE   DE   SOBA.
                                  Notas sobre la protohistoria del Valle de Soba.








Los orígenes son casi siempre tinieblas que se adivinan tras el mito y la leyenda. Proyectar algún rayo de luz en ese caos ignoto, por lo que a Soba se refiere, era la magna idea que me obsesionaba. Mas, pronto hube de ver cómo los monumentos, tanto bibliográficos como arqueológicos, eran escasos e inconexos, o yo inepto para su investigación. Así, mi misión se reduce a dar un breve esquema, que la erudición corregirá y completará, si tal problema tiene algún interés científico. Y he aquí las inducciones de un “diletante” (conocedor) en antropología…
La ciencia moderna admite como cierto, que la especie humana tuvo un génesis (la forma última menos animal en su evolución), no en la Lemuria de Haihel, sino en el centro del Asia, aunque en focos diversos según las razas (Buruonf, Littré). De aquel sagrado edén, partieron las grandes emigraciones de la humanidad. Dos son las principales. Los Arios o indo germanos, (braquicéfalos, con predominio de la inteligencia y politeístas) que partieron según Maspero del nacimiento de los ríos, Oxo e Iaxarto, se dirigieron hacia el septentrión. Los Semitas por el contrario (dolicocéfalos, preeminencia de la imaginación y monoteístas), que quedaron por algún tiempo en sitios próximos a su origen.
Los Arios, extendiéronse por fracciones. Los primeros en llegar a nuestra península debieron ser los Iberos que la dieron nombre, al igual que a cierta región y ciudad del Cáucaso por ellos fundada. Sus más puros representantes de hoy son seguramente los vascos que aún conservan la memoria de su legendario antecesor: Urtsi-Thor, (Aitor). Luego, hará unos 3.000 años, una porción céltica, ocupó todo el norte libre de Iberia: eran Los Cántabros.
Sobre la etimología de este nombre existen opiniones, siendo bastante probable, que para designar sus nuevas conquistas, se valiesen de los recuerdos de su lejana patria o de los países que atravesaban. Quizás por eso, en la Bactriana existe un río célebre en los Vedas, el Kanthahas (hoy Chenob) que les sirvió de signo nacional (otros creen que deriva del sánscrito Kant - al lado de - e Iber - el río Ebro – (¿). Estaban subdivididos en multitud de tribus. La que invadió el Valle de Soba, y términos adyacentes, fue la de los Koniscos que fundó el primer pueblo de Soba, Sangas, luego capital de la región konisca; en memoria sin duda de su Sangalá (hoy Lahor) en las márgenes del río antedicho. He visitado este pueblo y nada en absoluto nos habla de sus pasados esplendores. Solo se observan vestigios de la civilización de Roma y algo medieval.
Es más que verosímil, que los cántabros en sus primeras relaciones con los semitas, adopten algunos nombres de éstos, que les representaban algo importante en su ideología. Esto parece deducirse de la palabra que les sirvió para designar el valle que fue parte de su segunda patria. Según Renau, David rey de los Beni- Israel, sostuvo guerras con Hadad-eser hijo de Behob, rey de SOBA (v. II Samuel, cap.VII). Esta pequeña región, formaba parte de lo que hoy constituye la Celesiria.
No obstante, antes de la constitución de los poblados, debieron hacer vida troglodita (Obermaier) cosa lógica, dado la marcha ascendente de la evolución. Esto parece demostrar utensilios diversos o hermosas pinturas que se han hallado en varias cavernas. Y en otros lugares de la zona; especies de cromleck druídicos, dólmenes, túmulos y monumentos monolíticos.
Tuve la suerte de hallar en cierta ocasión, alrededor de un roble secular, un círculo de piedras armónicamente dispuestas, que semejaba en un todo al lugar del consejo, de los ancianos vascos. Cercano a un torrente, y frente a cierta caverna en que se han encontrado instrumentos de piedra y hueso. Me evocó su vista algo así  como un ágora primitivo…
Según refieren Strabón y Plinio (historiadores romanos), tenían los cántabros una especie de delirio bélico que se hizo proverbial entre sus enemigos. Por lo demás,  su vida entre sí, era sencilla y apacible siendo la caza y la pesca su principal ocupación. Mas se trocaban en fieras defendiendo el santo tesoro de su independencia, que nadie hasta mucho más tarde logró violar; cuando el cristianismo produjo su decadencia psíquica. Extraían del apio     (¿a. napellum?) un enérgico tóxico que utilizaban en su defensa. Existió cierta ginecracia, en contraposición al desprecio a la mujer entre los semitas. La sacerdotisa y el más anciano de la tribu, eran su autoridad…
Pero el tema más importante que he de aclarar, a fin de desvanecer corrientes errores, es el fenómeno psicológico que produce el desarrollo de la religiosidad en el espíritu humano. Se dice, que los cántabros adoraban al Dios ignoto; más el desenvolvimiento de la conciencia, va siempre de lo concreto a lo abstracto, por tanto, hasta que no adquirieron un cierto grado de reflexión, no debieron llegar a generalizar su ideal … Las investigaciones irrebatibles de Max Müller y de Malvert, demuestran que casi todas las religiones en sus comienzos, a medida que se alejaban de la animalidad, tuvieron por génesis primordial el culto al Sol, fuente de toda vida y al fuego, su emanación. El símbolo que lo representaba es la cruz gammée (Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen. ) Swastik del Hiudu, o Lanburu o signo de Thor de los vascos; que se encuentra profusamente en muchos monumentos rúmicos y restos cántabros. Se encuentra la evolución de este mito a través de todas las primitivas civilizaciones. (Le Bon).
Por la valentía de las legiones cántabras, adoptó  Constantino el Lábaro, que hicieron luego signo de la nueva religión…
Se ha sospechado, sin fundamento, la influencia Helénica sobre algunas ramas cántabras a juzgar por el culto que tributaban a la Luna (los selenos);  y ciertas fiestas  fantásticas (manifestación poética de una religión sideral). Danzas suaves y rítmicas, cantos armoniosos y melancólicos, que se celebraban alrededor de altas hogueras, con la alegría elevada y libre de una danza vital, sobre todo, las noches del solsticio de verano en la cumbre de algún monte sagrado y solitario y en ciertas cavernas de leyenda misteriosa…
¡Felices tiempos aquellos en que imperaba la naturaleza! ¡Aurora de una civilización fuerte y bella ¡ ¿Qué maléfica influencia perturbó tu potencia evolutiva? Como nos dicen  J. Gener y Nietsche, la leyenda cristiana, que no es más que una consecuencia de mitos y dogmas formados por todas las decadencias fanáticas y fatalistas del Oriente.
Aquí comienza ya el periodo romano a que sigue el gótico, en que la historia marcha ya con más seguros pasos por el laberinto de la humanidad.

                                               Dr. Miguel Ángel Saiz Antomil.


              Veguilla de Soba,  1922.


Este ensayo se publicó en la revista  “La Montaña ” que se editaba en La Habana ( Cuba).